
Los ingenieros tienen dificultades para explicar a los ciudadanos determinados proyectos que nacen ya "con mala imagen". Así lo reconoció ayer el ingeniero australiano Barry Grear, experto en el trato entre Administraciones y movimientos sociales, en el marco de la II Conferencia Internacional sobre Ética y Valores Humanos en la Ingeniería, que se celebra en Barcelona hasta el 4 de marzo.
Ejemplos como el trazado del AVE por el centro de Barcelona o el almacén temporal de residuos nucleares son proyectos polémicos que, según se explicó en la jornada, son utilizados a menudo por los políticos en busca de un rédito electoral, provocan temores sociales injustificados y promueven la llamada cultura del no, que en el ámbito de la ingeniería se conoce también como not in my backyard (no en mi patio trasero)
Grear, ex presidente de la World Federation Organizations (WFEO), ha recalcado que para la ingeniería es esencial conseguir que las personas sean conscientes de los beneficios que pueden obtener para sí y para su comunidad. En ese sentido, señaló que hay que explicar los beneficios, y, sobre todo, no debe prometerse nunca algo que no se pueda cumplir, ni en plazos, seguridad u otros aspectos. "Somos ingenieros, no políticos", recalcó.

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